"Así se desatan las tragedias. Una mitad de segundo, deshabitada de signos y amplificaciones. Y para no sentirme tan solo pienso en todo lo que podría estar pasando al mismo tiempo. Siento que suena un teléfono en la noche de alguien, a la hora menos pensada. Una madre sale a la calle y no para de gritar el nombre de su hijo. Oigo una pérdida de gas en un cuarto con un hombre durmiendo. A lo lejos, una frenada llena de esperanza acaba en un estruendo. Veo un avión entre nubes, y tras una turbulencia, sin motivo aparente, fallan los controles."
Este sería el principio de algún cuento que no sé cómo sigue aún. Sólo tengo esta frase. Pero me gustó la idea de pensar ese momento en que uno se entera de una tragedia personal: una muerte, un accidente, una enfermedad. Son momentos que uno se imagina centrales, dramáticos, sobreactuados, y en el fondo o después en el recuerdo lo son, pero durante el transcurso son mucho más naturales de lo que uno hubiera pensado. Y en la soledad de enterarse una tragedia, me imaginé que uno para no sentirse tan solo busca otras tragedias. A fulano le pasó esto, a mengano lo otro, no soy la peor mierda del mundo. Estas cosas pasan. Y no llevo la peor parte... Y la imagen queda linda, por la enumeración, una detrás de otra le da ritmo, a la manera de las enumeraciones de Borges o las epifanías de Cheever. Bueno, eso es todo, es más bien una reflexión en forma de cuento, veremos cómo sigue.
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