1. El pozo y el revólver
La víspera de su muerte X soñó con un pozo en el jardín. Al amanecer, desvelado por el enigma, cavó uno en la misma zona del sueño, tratando de imitar largo, ancho y profundidad. Paleó durante dos horas. Medio metro hundido en la tierra y a punto de desistir, descubrió un revólver negro en un fondo húmedo de hojas y lombrices. Estaba envuelto en un diario viejo, que se deshizo al primer contacto. En el tambor quedaba una bala. X lo observó largo rato, sopesándolo con una mano, sin entender cómo había llegado hasta ahí. Luego soltó la pala, se llevó el cañón a la sien, apretó el gatillo. Se derrumbó en silencio, sin testigos, porque era domingo y el barrio dormía. Su cuerpo tendido calzaba perfectamente en la cavidad del pozo, como un traje a medida.
Quienes lo conocieron aseguran que X no toleraba el absurdo. El pozo y el revólver pedían a gritos una razón para estar ahí. El suicidio era el ejercicio necesario para restaurar el equilibrio.
2. La mujer, el pozo y el revólver
El extraño suicidio de X se convirtió en un caso policial cuando se descubrió que su mujer había enterrado el revólver en el jardín. Años después, cuando el sumario expiró, confesó que solía susurrarle cosas al marido mientras dormía.
3. La mujer, el revólver y el amante
Desde el principio se murmuró en el barrio que la mujer había evitado la cárcel gracias al favor de un policía (al parecer experto en el arte de interrogar sospechosos). Habría sido él quien le obsequió el arma suicida y le enseñó los mecanismos de sugestión.
4. El hombre, el pozo, el revólver y la madre
La madre de X, científica reconocida en el mundo, era una positivista confesa. Incluso había sido amiga de Wittgenstein en su juventud. No creía en Dios, ni en la interpretación de los sueños. Tampoco toleraba el absurdo. Educó a sus hijos en consecuencia. Poco antes de su muerte, en un rapto emocional, se culpó a sí misma por la muerte de su hijo. Fue apenas un instante, pero valió por todo lo vivido. Dios borró sus pecados y ella fue al cielo que tanto había negado.
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2 comments:
Che que bueno que está este. Lo releí, me gustó más aún. Leo de nuevo los otros y después te comento. Igual te lo digo en francés colonial: nos rompés el orto a todos los bloggers.
leíste "el cuchillo" de patricia highsmith?
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